martes, 31 de agosto de 2010

Sus mejillas

Sus mejillas eran de manzana,
Sus labios dulces como la melaza,
Tiernos y redondos
Los limones de sus senos,
Y su piel como el vino tinto de rosácea;
¡Qué triste desconsuelo,
Qué triste mi alegría,
Descubrir que la amaba
Porque era una sangría!

T (h) e n

Vuelve la pluma del Marqués en este pequeño poema a jugar con los tópicos para burlarse de ellos. Comienza su composición con una descripción de la amada al más puro estiro clásico; pero de pronto, en los versos finales, el cariz que cobra es bien distinto debido a que la descripción clásica queda burlada cuando vemos que la ha usado para pintar a la dama como una sangría. O más bien, descubrir que la amaba porque representa las cualidades de unas de sus bebidas favoritas durante la estación veraniega.

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