jueves, 18 de noviembre de 2010

El poeta divaga por qué parte del cuerpo le ha entrado la dama que vive ahora en él

Por qué parte de mí, yo me pregunto,
Al fondo de mi cuerpo tú has entrado;
Me miro las narices, extrañado,
Y allí por el olor no te barrunto.

Si por los ojos, pienso al contrapunto,
Te habrían mis pupilas observado.
Tampoco por el ojo inmaculado
Que a pesar de ser ciego es cejijunto

Y nunca se abrirá hasta ser difunto.
Si por los oídos, habría escuchado
El ruido al caminar de tus tacones.

Por eso al valorar en su conjunto
Y haciendo de las pruebas un listado:
Concluyo que fue en sí por los cojones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario