jueves, 18 de noviembre de 2010

El poeta divaga por qué parte del cuerpo le ha entrado la dama que vive ahora en él

Por qué parte de mí, yo me pregunto,
Al fondo de mi cuerpo tú has entrado;
Me miro las narices, extrañado,
Y allí por el olor no te barrunto.

Si por los ojos, pienso al contrapunto,
Te habrían mis pupilas observado.
Tampoco por el ojo inmaculado
Que a pesar de ser ciego es cejijunto

Y nunca se abrirá hasta ser difunto.
Si por los oídos, habría escuchado
El ruido al caminar de tus tacones.

Por eso al valorar en su conjunto
Y haciendo de las pruebas un listado:
Concluyo que fue en sí por los cojones.

martes, 31 de agosto de 2010

Sus mejillas

Sus mejillas eran de manzana,
Sus labios dulces como la melaza,
Tiernos y redondos
Los limones de sus senos,
Y su piel como el vino tinto de rosácea;
¡Qué triste desconsuelo,
Qué triste mi alegría,
Descubrir que la amaba
Porque era una sangría!

T (h) e n

Vuelve la pluma del Marqués en este pequeño poema a jugar con los tópicos para burlarse de ellos. Comienza su composición con una descripción de la amada al más puro estiro clásico; pero de pronto, en los versos finales, el cariz que cobra es bien distinto debido a que la descripción clásica queda burlada cuando vemos que la ha usado para pintar a la dama como una sangría. O más bien, descubrir que la amaba porque representa las cualidades de unas de sus bebidas favoritas durante la estación veraniega.

viernes, 27 de agosto de 2010

Las becas del Marqués de Raboancho

Ofrezco becas
En un puesto cercano al corazón
Para las que no tengan subvención
Y no puedan pedir una hipoteca.

Se ofrecen becas,
Perdón que rectifico,
No cerca al corazón
Sino más bien cercanas a bragueta;
Si está interesada, eche solicitud
El requisito tan sólo son dos tetas.

T (h) e n

En este poema el Marqués usa su despiadada ironía y desfachatez para asestar un golpe mortal a una joven, que queriéndose aprovechar de él, le dijo que había perdido la beca en sus estudios, y que él debía pagárselos, pues había pasado más tiempo de la cuenta en su lecho y descuidando como causa las tareas universitarias. El Marqués, que como bien sabemos no tiene de tonto más que un primo, y sabía además que la chica tenía novio, le dijo que lo pensaría. Al día siguiente le mandó este poema como respuesta. Nunca más volvió la dama al lecho de finas sábanas del palacio de verano del Marqués.

Mi vaca

Tengo una vaca y la he operado:
Le he puesto Botox y más tetas.
Me salió bien cornuda y refinada
Y no come la hierba de los prados,
Se la fuma y me dice que es porreta.

Refuta del cencerro en la papada
Y un crucifijo de oro se ha colgado
Que piensa que es prestigio en la manada
Porque cree que el “tolón” es anticuado:
-Lo sonó ya Pasifae en la isla Creta.

La leche que me da es uperizada
Aunque sea del humor y del enfado
Por aquello del plan y de la dieta.

Jamás muestra su piel, va en camiseta
Y aunque es casi ternera se ha estirado,
Como cierta duquesa de un ducado
El hocico y el rabo y la panceta.

T(H)e n


En este celebrado poema del Marqués se parodia, a través de la figura de una vaca, uno de los asuntos que más achacan al hombre moderno: la obsesión por el físico, y sus pasos constantes por el quirófano.

Se aprecian en estos versos las lecturas sobre la Grecia Clásica del Marqués, tan valoradas por él, y se trae a colación la historia de la mujer del rey Minos, Pasifae, que enamorada de un toro se hizo hacer un artificio mecánico con que poder hacer el amor con la bestia. Por último, parece connotar una referencia actual a una duquesa, que el propio Marqués parece conocer del mundo de la alta alcurnia con el que tanto se relaciona, para disgusto de los de su clase y recreo de sus poemas.

Carta para una madre ajena

Tienes a tu niña
Por tan beata y refinada
Que llora el agua de Lourdes milagrosa
Y en urna de reliquia y bajo llave
Encierra el virgo conservado.

Como prueba bendita, Santa Madre,
Reciba estas sus bragas:
Debajo de mi cama las he hallado.

T (h) e n


Vemos en estos breves versos como la voz lírica del Marqués se atreve con la parodia del género epistolar, utilizando como base la falsa pureza de una de tantas de las jovencitas que han pasado por su lecho. A la isotopía religiosa que acompaña a las tres cuartas partes del poema le sigue un final en explosión que le da el toque humorístico a la pieza, pues no hace sino chocar con todo lo que se había previamente descrito.

Como dato curioso, debemos decir que el poema fue realmente enviado a la madre de la chica citada, con bragas inclusive.

Todo en serio


Te tomas todo en serio,
Hasta mi leche
Y eso que es entera y tienes
Que  adelgazar
Para
La
P-l-a-y-a
Pues te gusta tumbarte en la toalla
Y ofrecerles a todos tu pechera. 

T (h) e n


En este primer poema que ofrecemos del Marqués de Raboancho, observamos ya su tono poético meditado, conjugando fondo y forma, como se observa al hacer que el campo semántico que remarca a la playa vaya adelgazando en sílabas para reforzar al verbo “adelgazar”, verbo de anclaje sobre el que se amarra el poema. El final es también muy típico en la poesía del Marqués, reforzando el sonido de las “P” (pues, playa, pechera) que vuelven a remitir a la idea de fondo y forma con que se cierra el poema.
  
Cabe señar su natural seña para poner punto final  al poema con la parodia inglesa y el guiño clásico realizado mediante el T (h) e n